viernes, 22 de octubre de 2010

Stereogram

Sírveme un jaibolito


En las reuniones familiares, como las que se dan en los cumpleaños o las navidades, siempre hay un tío o abuelo que no puede concebir la velada sin una buena bebida espirituosa, como pude ser un jaibol bien preparado, es decir, una bebida consistente en un licor mezclado con agua, soda o algún refresco que se sirve en vaso largo y con hielo.

Realmente el nombre de la bebida proviene del vaso en el que es servido, que es el Highball, un vaso alto, largo, fino y no demasiado estrechos. Es uno de los más utilizados en coctelería para realizar "tragos largos"  su capacidad es de 8, 10 o 12 onzas aproximadamente. Entonces el jaibol puede ser de cualquier licor, sea güisqui, ron o algún otro,

 El término es la adaptación fonética del inglés highball, que E.U. se utiliza de igual manera y con este nombre es conocido en México y Centroamérica lo que en España suele llamarse combinado o pelotazo pues en vez de adoptar la voz inglesa cambiando sólo su grafía, la traduce. (que sirve por igual para una copa de licor que para un vaso de kalimotxo).

Pero también conocemos algunas personas que son mucho más afectas a los cocteles o cócteles, cuyo nombre al igual que el jaibol proviene del inglés cock-tail). Bebida compuesta de una mezcla de licores a la que se añaden por lo común otros ingredientes.
se atribuye sobre todo este gusto a las mujeres, ya que su dulzura y color, por alguna razón afecta la hombría de algunos.


En su libro "El sabor de las palabras" de Anina Jimeno Jaén afirma que existen diversas versiones acerca del origen de esta curiosa palabra. Según los estado del norte de estados unidos durante la guerra de la independencia visitaban a un tabernero cuyo mayor orgullo era los gallos y decoraba los vasos con plumas de estos.

Según los estados de sur, la palabra nace de su afición a la pelea de gallos en la cual al final del duelo se entregaba al ganador además del premio, las plumas del gallo vencido. Los mexicanos no se quedan atrás y  afirman que es el nombre que se le daban a los incipientes removedores llamados colas de gallo y traducido por los inglese como cock tail.

pues como siempre muchos  siempre se disputan la paternidad de las palabras, pues quien propone, inventa una nueva palabra o término se siente siempre orgullos de su creatividad y su ingenio, como siempre cada quien se queda con la versión que mejor le parezca y dado a que no hay nada seguro respecto al origen de ciertas palabras.

jueves, 21 de octubre de 2010

1147

Recientemente decidí aprender una nueva lengua e inscribirme a clases en un instituto especializado. Cuando lo he comentado a amigos y conocidos, su reacción me ha sorprendido en demasía. La pregunta más frecuente de estas personas fue: ¿para qué?
Al intentar contestar enmudecí, me di cuenta que realmente no había una razón concreta, justificable, una razón, pues, que no me hiciera quedar a los ojos de los demás como una persona "extraña", pues no tengo planes cercanos de viajar a la región de la lengua que he aprendido ( aunque me encantaría).

Al día siguiente de esta afronta un alumno me preguntó que cuál era el objeto de estudiar literatura y qué beneficio podría traerle a él que deseaba estudiar administración de empresas. Quise contestar que le serviría en el futuro, que sería parte de la vida diaria ( justo como me decía mi maestro de matemáticas cuando le preguntaba para qué me servirían los números cuando lo que quería era estudiar letras), pero me di cuenta que podría ,tristemente, resultar una mentira, pues aparentemente la literatura en la cotidianeidad no tiene lugar.

Estas dos preguntas bomba me hicieron reflexionar acerca de algo que estoy segura nunca antes había cruzado por mi mente: acerca del conocimiento y su adquisición. Mi burda conclusión es esta: El conocimiento es visto como una utilidad cuya adquisición si no genera ganancias o satisfacciones materiales es prácticamente (o totalmente) inútil, innecesario, incluso ridículo. La adquisición de nuevos conocimientos, entonces, no es vista como alimento, como afirmara Platón, ni siquiera como el postre. El conocimiento de la lengua y la literatura debería ser caramelo, más todavía.

La decisión de estudiar esta nueva lengua fue realmente un impulso, una decisión tomada el mismo día que comenzaban las clases ¿un arranque de locura? Me gusta seguir siendo estudiante, tal vez lo buscaba inconscientemente. Pero ¿cuál es la raíz de este deseo? ¿Por qué decidí estudiar letras y no algo más "útil"? Yo misma me pregunto todavía qué quiero ser cuando sea grande y no encuentro respuesta.

De repente recuerdo a todos esos amanuenses transcribiendo día y noche e imagino que son observados por muchos ojos a través del Aleph y todos se ríen y se burlan. De repente me siento sola, bien sola.