viernes, 15 de enero de 2010

Reality Life



Los reality shows comenzaron siendo programas que seguían la vida de personas "normales", para observar su comportamiento en su medio natural, como Big brother y Real life (insertar algún estado estadounidense) de Mtv. No tenían ningún propósito ni finalidad más que aplacar nuestros impulsos voyeuristas, promocionar marcas, y ser muestra, de alguna manera, de la globalización mediática.

Luego la cosa se puso más extrema y estos individuos ya no solo tenían que ser alocados y discutir con su amigos, pues lo nuevo en reality proponía carreras "amazing" y retos de miedo, siempre con minúsculos tops deportivos ellas y ajustados pantaloncillos de licra ellos, rodeados de montañas y de alimañas.

Después de que el espectador se aburrió de ver cómo estos supermans y superwomans arriesgaban el pellejo por una cuantiosa cantidad de dinero mientras él degustaba de una bolsa de frituras y bebía un refresco en la cama, los productores decidieron inyectarle un poco más de azúcar con sus nuevos reality especiales para encontrarle el amor a algún desgraciado olvidado por Cupido.

Comenzaron a promocionar a los solteros y solteras más codiciados de la nación y posteriormente a muchas estrellas de rock pasadas de moda, como el famosísimo Bret Michaels (¿quién?) el vocalista de cierta banda de glam-rock ochentera, ahora olvidado, fracasado y calvo, con su triste guardaespaldas y su mansión rentada. Ahora que hablo de esto recuerdo el programa de los Osbournes, un Ozzy decrépito y jodido con su aburrida familia.

Actualmente, los realitis no son sólo todo lo anterior, son ahora "escuelas" de futuros profesionistas, donde sólo se gradúa un individuo de una "generación" de 15 o 20 personas, competencias en las cuales se disputan contratos con agencias de modelos, famosas revistas o un privilegiado título como el de "top". De esta manera es como han salido al año un top chef, un stilysta, un top designer, entre otros.

¿Será acaso éste el futuro de los profesionistas? ¿Vernos envueltos en estos círculos de la muerte, donde sólo uno puede quedar vivo? Donde tendremos que lidiar no solo con la preparación y calidad del trabajo de los oponentes sino también con los roces laborales y personales, si como con los terribles conflictos existenciales y la presión de los demandantes y jefes? es posible.

Ahora, Imagínense que nuestros maestras y maestros de la primaria hayan tenido que ganar un Mexican next top teacher para poder estar frente al grupo. Haciendo a un lado que ninguna de mis maestras de primaria se parecía (ni medianamente) a alguna de las chicas del reality de modelos, seguro no hubieran podido pasar el reto rápido, que traspolado a una temática docente sería algo así como "preparar una clase divertida y nutritiva de geografía".

Claro que México no podía quedarse atrás, reproduciendo estos reality shows al estilo mexicano ¿en versiones chafa? No se si pueden ser más chafas que algunos de los originales. Lo cierto es que prefiero el humor de Simon Cowell que el de... ¿Lola Cortés? Que cómo sé tantos detalles de estos reality, pues bueno, uno siempre tiene guilty pleasures.


Ana Cruces G.


jueves, 7 de enero de 2010

Calcetín con rombos man

Disco tributo a 31 Minutos


“Yo nunca vi televisión” es un nuevo álbum discográfico tributo a algunas canciones del programa 31 minutos, o más bien a la parte del programa llamada Ranking Top, que presenta las canciones mas sondas en el mundo de 31 minutos.

Este disco está prácticamente recién salidito del horno y fue lanzado como parte de la promoción de la película que estelarizarán los conductores y personajes de esta ya famosa serie.

Para quien no conozca 31 minutos debe de saber que es un programa infantil chileno cuyo concepto es ser la imitación de un noticiero (justo como el que ven la gente grande). Entre sus secciones encontramos además del Ranking Top, enlaces en vivo e historias de vida. El programa por su popularidad es transmitido también en Colombia, México y España.

La idea de el disco tributo surge de Rubén Albarrán (vocalista de Café Tacvba) y de los mismos compositores originales de las canciones de 31 minutos, como Pablo Ilabaca, quienes invitaron a un grupo de grupos y artistas chilenos y mexicanos a presentar 14 de los más grandes éxitos según el Ranking de Policarpo, como “El dinosaurio Anacleto”, “Severlá”, “La regla primordial”, entre otros.

El vocalista de Café Tacvba interpreta un tema junto a su señora esposa, a manera de dueto bajo el nombre de Tepetokio. Asimismo participan con su sintetizado superpop la banda “orgullosamente” mexicana (fo) Belanova, canción que se escucha muy bonita en tu reproductor de música, pero quien haya escuchado o visto el video de una presentación en vivo habrá observado que le único talento de su vocalista es portar shorts miniatura y ridículos moños en la cabeza.

Aunque el disco no es tan fantástico como hubiera deseado; pues me asumo fan número uno del programa y debo admitir que asusta un poco la falta de nuevas propuestas en la escena musical mexicana; tampoco puede decirse que sea “muy fome”. Quienes sepan de la existencia de este programa posiblemente se interesarán en escuchar esta propuesta de tributo y a quienes no, tal vez lo pop del concepto del disco les atraiga hacia las versiones originales de las canciones y la serie misma que si así lo desean pueden encontrar en la programación del Once TV.

No pueden dejar de perderse una serie cuyo público meta no son los niños estúpidos que ven al dinosaurio verdimorado y escuchan las canciones de Tatiana. El público meta de este programa son los niños de verdad, los de actualidad, que consumen programación televisiva chatarra, escuchan música que va por debajo de su nivel intelectual, no por otra razón mas que por la falta de una oferta de programación y música de calidad.

31 minutos trata temas como el racismo, la apatía, la muerte y la contaminación, sin dejar de tener un característico humor que llega a ponerse negro, o acaso medio gris. Nos muestra que con buenas ideas y ganas de hacer algo por el desarrollo de los futuros amos y pobladores de la tierra, se pueden conseguir grandes resultados. 31 minutos ha ganado premios como el de Aporte a la Televisión en los premios APES; el premio Altazor en las categorías Música popular rock, Diseño gráfico e Ilustración, Dirección programa de Televisión y Guión; entre otros.

No dejen la oportunidad de conocer un programa donde los niños escuchan malas palabras que su padres dicen pero les prohíben repetir, con personajes más humanos y reales a pesar de no ser de carne y hueso sino de retazos y botones, con canciones con arreglos divertidos y letras ingeniosas, en fin, un programa que encanta tanto a niños como a los grandes, o tal vez, a los grandes que nos resistimos a dejar de ser niños (¡cursi!)

domingo, 3 de enero de 2010

De niebla y humo

Una de las ventajas de vivir en “provincia”, además de la seguridad de sus calles y sus cortas distancias, es el ambiente de cielo azul y libre de esmog, peligrosa sustancia definida por el Diccionario de la Real Academia Española como niebla mezclada con humo y partículas en suspensión, propia de las ciudades industriales.


La contaminación que va en aumento día con día hace que esta palabra esté más presente en nuestra cotidianeidad, al abrir el periódico y ver los noticieros podemos observar cómo esta mortal niebla se apodera de nuestro planeta y los terribles efectos que causa en la salud. Esta palabra seguramente se hace fonéticamente curiosa para muchos, pero ¿de dónde proviene este curioso nombre?


La palabra esmog cuya escritura correcta es la palabra inglesa smog antecedida por la letra e, está aceptada por el diccionario de la RAE, siendo ésta una adaptación gráfica propuesta para la voz inglesa smog, acrónimo, o sea, vocablo formado por la unión de elementos de dos o más palabras, constituido por el principio de la primera y el final de la última, de smoke “humo” y fog “niebla”.


Lo que es ignorado es que la palabra esmog, tiene un calco, es decir, una adopción del contenido semántico, o sea del significado, de una palabra o expresión extranjera, traduciendo su significado mediante unidades lingüísticas propias de la lengua de recepción en este caso el español, que es neblumo acrónimo de niebla y humo, cuyo uso es menos común que su hermano gemelo esmog.


Esmog no es la única palabra que contiene una equivalencia en el español pero es utilizada popularmente en su versión inglesa, existe un sinnúmero de palabras que se encuentran en esta situación, pero cuyos calcos lingüísticos nos parecen más comunes, como los son baloncesto o balompié provenientes del inglés basket-ball y foot-ball respectivamente.


Y ante toda esta explicación nos preguntamos por qué utilizamos la palabra esmog en vez de neblumo, las razones pueden ser varias: por economía del lenguaje, por la ignorancia de un término que la reemplace, o puede ser un reflejo de la situación actual del país en subordinación con su vecino del norte.


Los medios nos hacen estar cada vez más en contacto con la lengua inglesa, y nos han hecho pensar que está de moda utilizar anglicismos, incluso existe la creencia de que su utilización aporta estatus social. Hemos caído de manera casi inconsciente en el uso de estas palabras y lo cierto es que la fuerza de la costumbre es una de las mayores culpables.


Cada hablante puede hacer con su lengua un papalote, pero no debemos perder de vista la riqueza de nuestra propia lengua y las opciones que nos ofrece para expresarnos, y tal vez un día cuando que el esmog lamentablemente alcance a nuestra blanca ciudad, venga acompañado de su calco lingüístico el neblumo.